109 años de la hazaña de Piloto Pardo Una historia escrita en el Territorio Chileno Antártico

Por Francisco Sánchez, Historiador

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El caminar por las calles de Punta Arenas de una u otra forma nos transporta en el tiempo, en donde hace 109 años se escribió una historia que tuvo como protagonistas a hombres sencillos que dieron muestra de nuestro coraje, entrega, sacrificio y capacidad de vencer el temporal de los mares australes.

 

El 30 de agosto de 1916, en una remota isla en el Territorio Chileno Antártico, el escampavía “Yelcho” recaló a Isla Elefante para rescatar a los náufragos de la fallida Expedición Imperial Transantártica liderada por Ernest Schackleton.

 

La fallida Expedición Imperial Transantártica

 

La historia de esta hazaña se escribió mucho antes, teniendo su inicio en el 1914 cuando desde Inglaterra zarpaba el “Endurance” con dirección al continente blanco, el propósito era cruzar a pie los hielos marcando de esta manera un hito en la época de las expediciones, las cuales ya habían alcanzado el Polo Sur geográfico.

 

Ernest Schackleton no consideró en su viaje de ida una recalada en Punta Arenas, siendo recibido en Argentina por su fama de explorador, para posteriormente dirigirse a una estación ballenera noruega antes de aventurarse en Antártica.  Es en esta lugar donde recibió la información que el invierno había sido más duro y con mayor presencia de hielos, haciendo caso omiso a las advertencia de los experimentados navegantes noruegos.

 

El “Endurance” quedó atrapado por los hielos, siendo el inicio de una larga aventura en donde la tripulación tuvo que aventurarse en los hielos, primero para tratar de sacar a la embarcación y posteriormente tras su hundimiento marchar en busca de tierra firme.

 

Tras una larga marcha y navegación en botes salvavidas, llegan a isla Elefante, lugar donde sitúan su campamento y desde donde Schackleton junto 5 hombres realizan una navegación hacia la estación ballenera noruega, solo con una carta y un sextante, llegando al punto deseado, para tener que cruzar una cordillera y finalmente pedir auxilio.

 

Sin lugar a dudas esta historia es parte de una odisea extraordinaria, lo cual ha sido difundido en diferentes libros, películas y documentales.

 

Un encuentro que cambio la historia

 

Tras varios intentos de rescate, el explorador llega a Punta Arenas, ya corría el mes de junio de 1916, su figura para muchos imponente y también atractiva no pasó desapercibida en nuestra cosmopolita ciudad, la cual contaba con una importante colonia inglesa, en donde pidió recursos y ayudas para llegar a isla Elefante.

 

Uno de estos intentos fue en la goleta “Emma”, la cual fue arrendada a un armador de la colonia inglesa, fallando nuevamente el intento, la Gobernación Marítima del Territorio de Magallanes dispuso el rescate de este fallido rescate desde las islas Malvinas hasta Punta Arenas, tractando la escampavía “Yelcho” a la malograda goleta, la unidad era capitaneada por el Piloto Segundo Luis Pardo y sería este el primer encuentro entre el connotado explorador y el valiente miembro de la Armada de Chile.

 

Al llegar a Punta Arenas, Schackleton eleva la solicitud a la corona británica para solicitar ayuda a Chile, enviando el Rey un telegrama al Presidente, este último al Comandante en Jefe de la Armada quién ordenó al Gobernador Marítimo del Territorio de Magallanes preparar la expedición.

 

Es de esta manera que se prepara una comisión de trabajo, la cual evalúo necesidades, rutas y una serie de problemáticas que se podían dar en un rescate denominado “imposible”.

 

Preparando el rescate

 

Piloto Pardo en esa época era capitán de la escampavía “Yáñez”, la cual junto a la “Yelcho”, “Huemul” y “Cóndor” cumplían tareas de rescate, abastecimiento de comunidades aisladas, mantenimiento a la red de faros y las diferentes tareas que la Autoridad Marítima de la Armada de Chile dispusiese para esta flotilla bajo el alero del Apostadero Naval de Magallanes.

 

Es de esta manera que, como ya se había dado durante otros momentos, Piloto Pardo reemplazo al capitán de la “Yelcho” por enfermedad, siendo de esta forma comisionado para la misión, la cual asumió bajo la premisa de que la tripulación debía de ser de voluntarios, ofreciéndose la dotación de la “Yáñez” a seguir a su capitán en esta misión de rescate, siendo una dotación mixta entre marinos de línea de la Armada de Chile y marinos mercantes contratados por la Autoridad Marítima quienes conformaban este valiente grupo de hombres.

 

Antes de zarpar, Piloto Pardo dejo al Gobernador Marítimo del Territorio de Magallanes una carta dirigida a su padre, la cual con trazos emocionantes inmortaliza el carácter y las consecuencias que estaba dispuesto a enfrentar el valiente marino:

 

"La tarea es grande, pero nada me da miedo: soy chileno. Dos consideraciones me hacen hacer frente a estos peligros: salvar a los exploradores y dar gloria a Chile.

Estaré feliz si pudiese lograr lo que otros no. Si fallo y muero, usted tendrá que cuidar a mi Laura y a mis hijos, quienes quedarán sin sostén ninguno a no ser por el suyo.

Si tengo éxito, habré cumplido con mi deber humanitario como marino y como chileno. Cuando usted lea esta carta, o su hijo estará muerto o habrá llegado a Punta Arenas con los náufragos. No retornaré solo."    

 

Zarpando a la media noche del 25 de agosto, sin bandas ni grandes despedidas solo con la presencia de algunos miembros de la comisión organizadora del rescate, fue alejándose de nuestra ciudad bajo la mirada silenciosa de aquel puñado de hombres que veían alejarse la Escampavía “Yelcho”, sin radio, doble casco ni calefacción.

 

En ruta al Territorio Chileno Antártico

 

Acompaño la navegación Ernest Schackleton, siguiendo la ruta a través del canal Beagle para posteriormente dirigirse a isla Elefante, teniendo que enfrentar los desafíos del mar de Drake, los hielos del océano austral y la espesa neblina que dificulto la navegación, pero que no impidió recalar y rescatar a los expedicionarios aquel 30 de agosto de 1916, rompiendo el silbato de vapor de la escampavía el silencio del Territorio Chileno Antártico, entre gritos de alegría y maniobras de rápido embarque ante la posibilidad de enfrentar una tormenta.

 

El viaje de regreso fue complejo, teniendo que optar por la ruta del Atlántico ingresando por la boca oriental del Estrecho de Magallanes con dirección a Punta Arenas, no pudiendo establecer contacto con los Faros Punta Dungeness, Cabo Posesión, Primera Angostura ni Isla Magdalena, recalando finalmente en el muelle del frigorífico de Rio Seco, lugar donde había un teléfono para informar el éxito de la misión al Gobernador Marítimo de Territorio de Magallanes, difundiéndose la noticia por la ciudad.

 

Recalada en Punta Arenas

 

La recalada al entonces muelle fiscal fue multitudinaria, los diferentes registros de prensa y fotografías dan cuenta como las calles se llenaron de personas, quienes desconocían o pocas veces habían escuchado el nombre de Luis Pardo Villalón.

 

Junto al Comandante del Apostadero Naval, el Gobernador Marítimo del Territorio de Magallanes, recibió la cuenta del fin de la comisión abrazando al valiente marino y dando el permiso para el desembarco de los náufragos.

 

El transitar por las calles fue dificultoso, centrándose en los náufragos que habían sido rescatados, sin embargo Ernest Schackleton busco entre la multitud al Piloto Pardo, pidiendo una fotografía frente al hotel Royal de los náufragos y el valiente marino al centro, apoyándose en su hombro como señalando “este es el héroe”.

 

De aquella jornada muchos recuerdos quedan en nuestras calles, muchos hitos aun permanecen, algunos conocidos y destacados otros en silencio esperando que alguien los descifre o reviva su historia, es una hazaña que se escribió desde Punta Arenas hacia el mundo, en donde los homenajes para los protagonistas no faltaron aunque muchos estiman que no son suficientes.

 

 

Una hazaña que marcó nuestra historia

 

Hoy a 109 años de aquella hazaña, Piloto Pardo es recordado con un monumento en nuestra costanera, un momento en Base Naval Antártica “Capitán Arturo Prat”, un busto en la Gobernación Marítima de la Antártica Chilena, un monumento en la isla Elefante, un busto en Valparaíso, así como un monumento en las dependencias de la Organización Marítima Internacional en Londres, al igual que otras ciudades calles llevan el nombre de Piloto Pardo y Escuelas recuerdan su memoria siendo su patronímico, el cual en dos unidades de la Armada de Chile ha sido utilizado, con el antiguo AP 45 “Piloto Pardo” que navego en el Territorio Chileno Antártico y el actual Patrullero Oceánico “Piloto Pardo” con puerto base en Talcahuano, siendo Pardo parte de una de las estrofas en el himno de la Marina Mercante Nacional,  nombrando además la Armada de Chile un faro monumental en Isla Decepción con el nombre de “Piloto Pardo”, luz antártica que ilumina nuestra historia y que hoy recordamos a 109 años de una hazaña que otros denominaron “imposible” y que llenó de gloria nuestro pabellón.

 

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