Puente sobre el canal Chacao, la altura entre el éxito y el fracaso.

Por Rodolfo Ponce Vargas, consultor marítimo internacional, presidente de la Alianza Maritima de Chile A.G. ALMAR.

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Toda vez que se construye una casa, desde el plano inicial a lo final se van generando modificaciones, las personas que la habitarán se van imaginando su vida ahí y de un lugar acogedor pasan a generar y tomar en cuenta cambios funcionales y operativos que minimizan las problemáticas futuras.

Esa misma lógica es la que se extraña en la construcción del puente del Canal Chacao, proyecto que unirá Puerto Montt con la isla grande de Chiloé. El proyecto ha costado sudor y lágrimas por distintas opiniones a favor y en contra, opiniones divididas en muchos aspectos, pero cuando se logró un acuerdo las consideraciones de expertos que transitarán sobre el puente o bajo él no fueron consideradas.

El Ministerio de Obras Públicas cumple la tarea de construir lo que le ordenaron y no de aclarar o mejorar la funcionalidad del proyecto con una visión prospectiva, con una mirada global y pensando en futuras iniciativas asociadas al mismo, le ordenaron construir y sólo eso está haciendo.

Lo preocupante es que el puente pasa sobre el mar y en perspectiva el Canal del Chacao no es solo mar, es más bien una carretera marítima que conecta Puerto Montt con el resto del país y con el mundo y que es conocida y utilizada por navegantes por siglos. Desde ese plano, objetivamente las opiniones de marinos, prácticos y Capitanes de las barcazas que llevan años transitando por el lugar deben ser escuchadas y no sólo oídas, se debe considerar el poner atención, prestar silencio para recibir conocimientos que pueden hacer una pequeña diferencia gravitante en el futuro operacional de este proyecto.

Así en estos días nos encontramos siendo espectadores de acalorados debates por tratar de lograr que el MOP actué con una actitud más humilde y responsable y acepte tomar en cuenta las observaciones a la altura del puente del Canal Chacao  respecto al mar, en baja o alta marea, para que no se transforme en un bonito elefante blanco que solo opere respetando la carretera automovilística y no consideré que pasa sobre una carretera marítima donde los buques de pasajes, auteros, containeros y gas natural son construidos cada vez mas grandes en sus dimensiones para favorecer la capacidad de carga y uso del combustible, lo cual aumenta sus riesgos de maniobra, dificulta la labor de Capitanes y Prácticos que son los responsables de su derrota y aumentan las implicancias que debe afrontar la Autoridad Marítima como controlador y fiscalizador de estas medidas.

Lo que parece tan insignificante en un plano, en un dibujo, lo que se visualiza como solo centímetros más o menos es lo que marcará el resultado final de la verdadera prestación y uso de este megaproyecto. No podemos darnos el mismo lujo de lo ocurrido con el puente de Cacaú en Valdivia y les guste o no a los señores del Ministerio de Transporte, este proyecto también les compete, por que donde hay carreteras hay transporte y sin transporte no existe la logística que sustenta todas las actividades de conectividad.

Hacer un buen trabajo en el Chacao significa pensar en el futuro del turismo, la acuicultura, la inmigración, los puertos, la pesca, las futuras iniciativas energéticas, los astilleros y el transporte marítimo en la región de los Lagos, una región que cada día se posiciona como la capital marítima de Chile y que con este proyecto se está presentando ante la comunidad internacional como una región moderna, con iniciativas de desarrollo e infraestructuras urbanas de renombre mundial.

El pequeño parámetro de la altura, el considerar las mareas y corrientes y el escuchar las opiniones de quienes saben, pueden marcar la diferencia entre el éxito o el fracaso de una iniciativa muy trascendente para el país.

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